Conoce la historia de una de tantas familias afectadas por los efectos de la pandemia en 2020.
Feliciana Brito es madre de dos hijos varones, vive con ellos, su esposo y su suegra de 77 años en la comunidad de Vijlo ML, en la región Ixil. Desde que FH inicio en la comunidad (aproximadamente 7 años) ha participado activamente como madre voluntaria de grupo cascada MVGC, también es parte del grupo de autogestión (GAG) y beneficiaria del proyecto huertos familiares. Ella y su familia fueron afectados por la situación que trajo el COVID-19 y por eso fueron beneficiados con uno de los 1703 kits de apoyo que FH entregó en esa área.
Al recibir la ayuda, Feliciana nos cuenta su experiencia desde que la pandemia afectó a su familia:
“Me han dicho que apareció en el País de China y llego a Guatemala. Mis niños ya no van a la escuela y ya no están aprendiendo como debería ser, solo están en la casa y algunas veces apoyan a su papá a trabajar en el campo, a limpiar la milpa y pastorear cabras”
Feliciana y su familia han aprendido a producir algunas hortalizas desde antes, en su huerto familiar, con el cual suman alimentos a la provisión que trae su esposo pero por esta situación no era suficiente para alimentar a toda la familia:
“El huerto familiar en que nos ha apoyado FH y la siembra que tenemos (Güisquil, tomate extranjero y maíz), nos han servido para alimentarnos, solo hemos comprado otros insumos básicos como: (tomate, cebolla, sal, azúcar y maíz) siendo necesario viajar a la comunidad de Salquil Grande y caminar 30 minutos a pie para poder realizar las compras”.
Asimismo, las disposiciones del gobierno afectaron el ritmo de trabajo y provisión de la familia:
“La compra de maíz es difícil porque se ha elevado el precio y mi esposo ya no trabaja todos los días por el toque de queda puesto por el gobierno, además las autoridades dicen si salen a trabajar en horarios no permitidos serán multados”.
También recuerda y nos cuenta cómo era la comunidad antes de que FH se involucrara:
“Mi comunidad no tenía conocimientos sobre la importancia del lavado de manos, alimentación, cuidado de los niños, lactancia materna, atención a embarazadas, cultivar variedad de huertos, aprender a ahorrar dinero y el empoderamiento del liderazgo de la mujer, pero gracias a los proyectos que FH ha implementado, ahora todo ha mejorado”.
Por último, nos agradece:
“Agradecemos a FH por los alimentos que nos distribuyeron. Ayudará a las familias necesitadas de nuestra comunidad, y nos ayudará para estar mejor preparadas ante esta pandemia y nos permitirá ahorra para tener alimentos para más días. Agradezco las ideas, el acompañamiento y los alimentos básicos que se consumen en la casa, también el apoyo incondicional de los donantes, los productos serán un beneficio para todos los miembros de la familia, pero en especial a los niños por su alto nivel nutritivo. Sueño con que la pandemia no afecte a las personas más necesitadas, oro para que Dios provea la sabiduría a las personas para una vacuna de prevención del COVID-19¡, me gustaría que mis hijos sean profesionales, trabajar en beneficio de la comunidad y una mejor vida para ellos. Gracias por pensar en nosotros, a pesar de la enfermedad COVID-19 hay alguien como FH Guatemala y sus donantes que se preocupan por las familias, que Dios bendiga a los donantes y los Lideres de FH por el apoyo brindado a la comunidad”.
Luego, sus hijos muy felices tomaron las bolsas para ayudar a su mamá y se fueron caminando, sonrientes, alegres de que hoy mismo podrían comer tranquilos porque tenían alimento para más todo el mes.
Así como ellos, hay muchas familias que fueron beneficiadas gracias al corazón generoso de muchos que, en medio de la crisis, decidieron extender su mano y traer una luz de esperanza a los más vulnerables y necesitados.
Miles de personas más nos necesitan para tener acceso a los recursos que necesitan para vivir. Cada donación que hagas a Fundación contra el Hambre, apoyará el desarrollo de muchas familias en las comunidades de Alta Verapaz, Huehuetenango y Quiché. Puedes donar desde Q10, Q50, Q100 o Q1,000, lo que tu puedas dar, ayudará a alguien más en necesidad.
Creemos que cuando una comunidad está equipada para cuidar a sus miembros más vulnerables, todos son cuidados y se elimina la pobreza. Por eso que buscamos desarrollar comunidades – enfocándonos en los niños. Uno de los indicadores más importantes de que las familias, las iglesias y los líderes comunitarios están haciendo un buen trabajo, se ve reflejado en el bienestar de sus niños. Cuando equipamos a las comunidades con las herramientas y los recursos que necesitan para cuidar a sus propios hijos, las capacitamos para que inviertan en su propio desarrollo.
